jueves, 16 de mayo de 2013

Relajación

Siguiendo con las habilidades que debe ejercitar, sin pausa, el golfista, abordaremos hoy la segunda en el orden citado en el artículo anterior: La relajación. 

Haciendo un poco de memoria, dijimos en la visualización, que el golfista puede imaginar metódicamente, concientemente y de manera repetida, una acción deportiva sin llevar a cabo al mismo tiempo su ejecución práctica. 

Es muy importante decir, y cabe aclararlo antes, que sin una adecuada ejercitación de la visualización, nos será casi imposible un buen desarrollo de la relajación, herramienta indispensable esta última a la hora de salir al fairway. 


La relajación es la capacidad que tiene toda persona para encontrar un momento de paz, tranquilidad y calma. Esta capacidad es importante para el restablecimiento de un equilibrio físico y mental ante diversas situaciones de stress o ansiedad, las que pueden, incluso, llegar a disminuir la salud física-emocional en caso de no saber manejarse adecuadamente.

La técnica más importante para lograr la relajación es el saber respirar. Este es uno de los procesos instintivos que primero se aprende. Lo hacemos de forma inconsciente y automática. Una respiración correcta nos garantiza una oxigenación mejor, un ritmo pausado y equilibrado evitando el cansancio y la fatiga. Y aunque estamos continuamente respirando, necesitamos un aprendizaje y corrección de todos aquellos defectos que fuimos adoptando con el paso del tiempo. 

Generalmente el problema está en que no se realiza el proceso de respiración de forma completa, dejando con ello algunas zonas sin ventilar, movilizando de forma deficiente e incorrecta la caja toráxica y los músculos que intervienen en dicha acción. He aquí la importancia de una respiración correcta.

Durante el juego, la relajación produce grandes beneficios: disminución en la tensión muscular; en la frecuencia cardíaca; un aumento de la vasodilatación arterial con mayor oxigenación celular y riego periférico; una disminución de la frecuencia respiratoria; del ácido láctico en sangre; del consumo de oxígeno y de la actividad simpática en general; y, sobre todo, una sensación de tranquilidad y de confort, que para el golfísta es muy importante. 

Pero más allá de saber como incide en nuestro cuerpo la relajación, lo más importante es saber hacerlo a nivel mental. Y es por esto que insisto en la importancia de practicar la visualización. También nos puede ayudar tener una actitud mental positiva; autoestima y valoración de sí mismo en todas las facetas; amar y disfrutar de lo que hago; capacidad de cambiar mis actitudes; reírse de los propios errores; de entre algunas de tantas disposiciones internas que favorecen directamente la relajación mental dentro y fuera del campo. 

Ambos entrenamientos –mental y físico- deben ser parejos; por ejemplo, no sólo tengo que jugar bien, sino también disfrutarlo. No solamente tengo que pasar por el golf, sino dejar que el golf pase por mí. El primero corresponde al físico y el segundo al mental. 

Saber relajarse será el arma clave con la que contaremos, y más aún, la más contundente para combatir la ansiedad y las presiones. Éstos dos enemigos de la relajación nos producen tensión muscular y descoordinación en los movimientos, además de sensaciones desagradables que nos hacen sentir incómodos, disminuyendo la confianza en nuestras posibilidades. 

Por eso la relajación ayuda a prepararnos psicológicamente para salir al campo, reduciendo la ansiedad, facilitando el descanso previo a una competición y hasta controlar la atención y la concentración. 

Sólo una persona en armonía, logrará permanecer en contacto con la motivación más profunda que lo llevó a elegir y disfrutar de este maravilloso juego. 

¡Éxitos! Hasta la próxima. 

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Javier García Navarro 
Dipl. en Psicología. 
Formador de Recursos Humanos y equipos de Alto Rendimiento 
Counselor Training