En el artículo de hoy, nos centraremos en el trabajo que debemos realizar para mejorar nuestra concentración, de suma importancia (prácticamente determinante) en el resultado de nuestro juego.
Se trata de desarrollar un estado mental óptimo estable, el cual facilitará la mejora de esta capacidad para cuando la necesitemos.
Una de las primeras consignas a tener en cuenta es el objetivo “racional” con el que salgo a jugar al campo. Éste puede ser diverso: divertirse, caminar al aire libre, charlar con amigos, desconectarse del mundo, intentar mejorar “mi desempeño”, jugar un abierto, etc, pero fuere la diversidad que fuere, la intensidad de la concentración dependerá de este objetivo.
La realidad es que, dentro de la cancha, es habitual que los aficionados se angustien tanto como un profesional por el destino errático o certero de la bola ante esta falta de concentración. Por lo tanto, la realización de diferentes ejercicios para el incremento de la concentración, deberán ser realizados de una manera constante, y serán de vital importancia para una mayor performance en el juego.
Debemos distinguir, como dijimos al final del artículo anterior, cuales son aquellos factores que impiden nuestra concentración. Para saber hacer frente a estos, vamos a diferenciar dos tipos de prácticas para una labor efectiva: fuera del partido y durante el partido.
Para lograrlo, se debe hacer un trabajo encaminado al control del diálogo interno y externo. También será necesario trabajar la autorregulación emocional y aumentar la tolerancia al estrés, así como una reprogramación del subconsciente grabando el estado mental que se quiere promover.
Existen ejercicios que sirven a tales objetivos. Algunos de ellos son:
- La relajación centrada en la respiración: se puede practicar cada día unos minutos, poniendo la atención del pensamiento sobre la respiración. Lo normal que pasará es la distracción, ya que acuden a la mente pensamientos diversos. Cada vez que esto ocurra se tratará sólo de volver a centrarse en la respiración. La práctica regular de este ejercicio no sólo mejora nuestra capacidad de atención y concentración, sino que nos ayuda a tener un mayor autocontrol emocional y menor estrés.
- Ejercicios de inteligencia emocional: nos permitirán, primero, aprender a tomar conciencia de las propias emociones, aprendiendo a distinguir entre emociones verdaderas y falsas, así como a relacionarlas con las necesidades que estamos cubriendo o dejando al descubierto; y segundo, ejercicios que nos permitan aprender a gestionar esos estados emocionales integrando razón y emoción. Se trata de alcanzar la mayor coherencia posible entre pensamiento-sentimiento-acción, ya que esto nos aportará estabilidad mental.
Cada persona tiene un punto de partida diferente en su maduración emocional. Tomar conciencia de ello e iniciar un proceso de desarrollo será positivo para su vida personal y para su rendimiento deportivo.
- Ejercicios de auto-observación del diálogo interno y externo: que facilitarán la detección de pensamientos limitadores y distractores, y así se trabajará la modificación de éstos por otros potenciadores y que ayuden a centrar la atención.
-Técnica de reprogramación del subconsciente: ayudará a grabar el estado mental deseado, en este caso caracterizado por una buena atención y concentración y una adecuada serenidad y calma, asociados al juego del golf. Para este trabajo, se pueden emplear diferentes métodos como la PNL, donde se consigue grabar este nuevo estado mental.
Con la tercera y última parte del artículo de la concentración, enseñaremos ejercicios claves para “antes de empezar” el juego y ejercicios “durante” el juego.
Éxitos y hasta la próxima.
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Javier García Navarro
Dipl. en Psicología.
Counselor Training Formador de Recursos Humanos
y Equipos de Alto Rendimiento
gerh.tucuman@yahoo.com.ar